Vainilla y coco.
Ella con sus amigas, yo con las mías.
Mirada va, mirada viene.
Yo, que ya estaba con 3 pintas Porter, recorriendome la sangre,
arranque la jugada.
Me acerqué a bailar con ella.
Uff... morocha, ojos enormes y hermosos.
Su perfume dulce, impregnando todos
mis sentidos, su cuerpo rozando al mio.
Me empezó a provocar,
su respiración en mi cuello,
su boca acercándose a la mía,
pero sin unirla en un beso,
me invitaba a jugar...
Me agarró las manos, las puso en su cintura
y al ritmo de la música, dio media vuelta y de repente la tenía de espaldas.
Subía y bajaba, su culo pegado a mi.
Hasta que no me aguante más, le agarré la mano y desfilamos para el baño.
El mejor tema empezaba a sonar, fila despejada, todos se fueron a bailar.
Adentro del baño, cierro la puerta
y sin mediar palabra,
le doy el beso que tanto espere,
lengua va, lengua viene. Todo se enciende.
Le levanto la pollera y mi mano
se cuela en su tanga.
Mis dedos se resbalan en esa humedad, adentro y afuera, vienen y van.
En unos segundos, la tengo gimiendo.
Mi lengua se desliza por su cuello.
Golpean la puerta. Ninguna responde.
Yo sigo con mi asunto, nada me desconcentra, sigo bajando despacio, mientras voy saboreando y disfrutando ese perfume dulce. Vainilla y coco.
Llego a sus tetas, le subo el top.
Paseo mi lengua por cada pezón.
Levanto mi cabeza y la doy vuelta.
Tengo ese enorme y hermoso culo frente a mi, le corro el pelo
y le beso el cuello, también el hombro.
Pa arriba la pollera y pa abajo la tanga.
Beso a beso me babeo y devoro ese culo.
Golpean la puerta e intentan abrir.
Ocupado- grita ella.
Aprovecho y la giro, mi lengua sigue
su trabajo por delante.
Sus manos me estiran el pelo y ahí,
parada en puntitas de pie,
de repente todo su cuerpo se afloja.
Yo saboreo el dulce final.
Con un suspiro y entre risas, mientras se acomodaba la ropa,
me dijo -Me llamo Flor.
No la volví a ver, pero el aroma a vainilla y coco se convirtió en mi favorito,
desde aquel sábado a la noche.
Comentarios
Publicar un comentario