Hombres.
Ahí lo ves, con el cartel de oferta clavado en el pecho. Como perrito moviendo la cola ante cualquier caricia desconocida. Se ponen el mejor moño y así andan regalados por la vida. Cualquier cama, beso o abrazo es bienvenido, no saben lo que buscan porque solo se trata de llenar vacíos.
Se compran la idea de que los hombres siempre tienen que estar dispuestos y cualquier polvo es una victoria.
Quien sabe lo que vale no se regala.
Todos desconfiamos cuando la cosa está tan barata.
Se conforman con cualquier propuesta, no existe algo como una vara, ni alta ni baja, no tienen expectativas, porque acceden a cualquier cosa que quiera la mina, se creen vivos pero los manipulan, y así van por la vida, fingiendo que quieren sexo cuando en realidad necesitan amor.
Fingiendo que quieren amor, cuando en realidad solo buscan sexo.
Simplemente hombres...
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