Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2023

Mi desastre.

Te mostre lo frágil. Mi lado sensible, por dentro rogué que no me lastimaras. Que no tocaras las heridas que te mostraba. Observe tu reacción, como me mirabas, fuiste impecable. Tu silencio y tu abrazo era todo lo que necesitaba. Gracias por quedarte a pesar del desastre.

Ser mis propios miedos.

Miedo a ser quien soy cuando nadie me ve. Miedo a la incertidumbre de la libertad. Miedo a la intensidad de mis emociones. Miedo a la larga lista de obligaciones que me atan a la persona que “debería” ser. Miedo a no cumplir mis propias expectativas, porque el miedo más grande lo tengo en mi mente, esa misma mente que me exige ser todo a la vez y ser perfecta, porque la equivocación es el peor de los miedos. Porque al final solo puedo ser lo que mis miedos, me dejaron ser.

Me quede.

  Me canso, no sé qué hago, qué digo, qué siento, qué pienso. Me pierdo y no sé dónde buscarme. ¿Dónde me dejé la última vez? ¿Cuando deje de ser yo por perseguirte? tu mundo era tan distinto, tanto dolor y yo ahí, sintiéndome mejor porque tu infierno era peor. Me acomodé ahí, porque vos me quemabas y yo estaba congelada.  Me quedé ahí, porque entre la sangre que brotaba de tus heridas, las mías apenas parecían raspones.  Me quede con vos porque los rotos no necesitan repararse, porque los infiernos no necesitan mejorarse. Me quede ahi, con vos, porque más te hundías y yo más me dejaba llevar, porque caer es feo, pero caer acompañada me traía paz.  Me destruí a tu lado porque me convertí en adicta a compartir dolores, nos lastimábamos y más me quedaba.  No sé si te ame a vos o solo amaba el dolor que me causabas, cada llaga nueva que tocabas, las heridas que me abrías porque yo te lo dejaba.  Te lastimé porque así funcionabamos.  En cada dolor mas amor, mas pasión, mas apego, puras noc

Diciembre congelado.

 Una madrugada después de un llamado, mi cuerpo frío y el llanto inundando todo. Sin entender nada corrí, no hacia frío  pero yo estaba helada. Llegué. Tarde. Llegué y solo te besé. Las lágrimas desaparecieron. Te sentí. Tu cuerpo frío, tú olor, ya no era tu olor. La habitación blanca, todo blanco. Todo silencio. Las miradas intentando no mirarme. Y yo ahí, simplemente respirando,  mi alma abandono mi cuerpo esa misma madrugada que vos te fuiste. Todo blanco. Todo silencio. Nadie queriendo mirarme. Y yo simplemente me fui.  Y mi corazón se enfrió ahí, en esa camilla sintiendo el frío de tu mano. Sentir frío en verano. 4 de diciembre. Pleno verano. Beso en la frente, labios congelados.  Tus rulos, tu piel. Todo blanco.  Todo silencio. Todo helado. Te despedí mamá. Un diciembre congelado.

Septiembre.

Cuento septiembres un poco vacíos. Velas que ya no soplas, bizcochuelos que ya no haces, empanadas que ya no comemos en familia, entre risas y gritos. Abrazos y besos que ya no puedo darte. Dejaste un espacio. Un hueco que reconozco en cada abrazo tuyo que me falta, en cada compartida de mates que necesito con vos, para contarte mis mierdas y mis locuras. Pero estás. Sé que estás, en cada cactus con maceta horrible que veo. En cada mate dulce y lavado que me dan. En cada ropa que de vez en cuando toca remendar. Estás cuando dibujo y me conecto con mi creatividad , cuando vuelvo a ser la Dai chiquita que jugaba a pintar, tejer, coser, a crear y copiaba todo eso de vos. Te extraño pero te recuerdo en lo chiquito, en lo cotidiano. Te agradezco y cada tanto te hablo en mis sueños. Me haces falta Ma, pero me enseñaste a ser fuerte y fue esa fuerza la que tuve que recordar cuando decidí quedarme acá y seguir viviendo sin vos. Feliz cumple vieja