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Andate.

Solta. Andate boluda. Deja de mendigar migajas. Deja de esperar que mágicamente se de cuenta que te quiere. Deja de dedicar tiempo a esa inestabilidad. Las vueltas para la calesita. Sacate el cartel de oferta. El amor es claro. Quien no sabe lo que quiere, que se clave una paja, porque vos te mereces tremenda revolcada y besitos en la frente. Andate boluda.  Que las medias son para los pies,  porque el amor a medias no existe. Porque las idas y vueltas te revuelve la panza  y te dejan llorando en la madrugada. Andate, porque nadie que valga la pena va a  llenarte de tantas dudas. Solta, porque se te apaga la sonrisa por cada noche que te deja plantada. Andate boluda, porque quien te quiere, no duda.

Cobarde.

Cobarde vos, que no te dio el pecho para aguantar el amor. Cobarde vos, que preferiste soltar mi mano, antes que aguantar una mala racha. Cobarde vos, que prometiste lo que no cumpliste. Cobarde vos, que disfrutaste del viaje, pero no te bajaste a empujar cuando algo no funcionó. Cobarde vos, que solo reíste conmigo, pero los mocos los banque sola. Cobarde vos, que compartiste mis triunfos, pero huiste en mi derrota. Cobarde vos, que me acompañaste en la luz, pero en la oscuridad, me toco pelear sola contra los monstruos. Cobarde vos, que no te dio la nafta para acompañarme y me dejaste  tirada en medio del viaje. A vos cobarde, te agradezco por enseñarme que siempre me tengo a mi y que lo tibio, hace doler la panza.

Crecer.

Los juguitos en la vereda. Andar en bicicleta de esquina a esquina. Tomar la merienda en la casa de la vecina. Que mis hermanos me molesten por ser la menor. El matecocido con leche y pan. Mis Topper blancas. Mi guardapolvo con volados. Ser la primera de la fila. Pagar el pasaje escolar y con monedas. Mirar el Zorro mientras almorzaba. Que mi única responsabilidad sea limpiar la mesa y barrer el comedor. Mi perra Mia. Sacar fiado en el kiosco de Pedro. Jugar al poliladron. Tiras de caramelos Fizz. Alfajor Fulbito. Cartuchera de tres pisos. Hojas Éxito. Saltar la soga. Mancha congelada. ¿Para que mierda queríamos crecer no? Yo ni creci tanto.  26 años.  1.49 de altura. Ya no sueño con crecer.

Soledad.

Me enamoré de la soledad. Mi zona de confort. Mi lugar seguro. Mi libertad. Mi tranquilidad. Mi ritmo. Mi espacio. Mis silencios. Mi calma. Mi felicidad. Pero habitar la soledad también es: Demasiada libertad. Demasiada tranquilidad. Demasiado espacio. Demasiado silencio. Demasiada calma. Demasiada felicidad. ¿Algún día sabré, cuanto es demasiada soledad?

Ausencia.

Encontrarme sola, mi cabeza y yo. Chats en blanco. Mensajes que dejo en borrador. El cielo eternamente nublado, ya no florecen las primaveras. El lado derecho de la cama vacío. Café para uno.  Cepillo de dientes sin par. No más duchas de a dos. La calma que no pedí. El eco de tu ausencia recorriendo la casa. No más mates y charlas de madrugada. No más chocolates en la cama. El vacío repleto de silencio. Te recuerdo tanto, que a veces me olvido de tu ausencia.

Mi compañera.

Te miro y me sonrio. Por momentos siento que nos teletransportamos a otros mundos. Vos mi refugio chiquitito. Mi lugar feliz. Sos tanta magia contenida en cuatro patas, que me resulta difícil explicar. No tengo idea, a donde se va la tristeza, cuando te tengo conmigo. Porque cuando todo afuera me duele, vos me alivias. Con tu colita inquieta, a todos mis fantasmas ahuyentas. Me enseñas amor incondicional, ese amor del mas real. Pocos entienden mi locura por vos, porque solo pocos sabemos, lo que se siente en el corazón, cuando el mundo es una mierda, pero llego a casa y tengo esas cuatro patitas saltando a mi alrededor, festejando mi llegada, colita va, colita viene, felicidad compartida. Nada mejor que vos, compañera de vida.

Amor de mi vida.

Tengo toda la vida para conocerme. A veces acelero demasiado. Me olvido que en el movimiento lento, hay espacio para apreciar cada momento. La maldita inmediatez. Me quiero amar toda mi vida. Quiero enamorarme día a día. Hacerme el amor cada noche. Regalarme alegrías. Enamorarme de mi flequillo despeinado al despertar. Enamorarme del mar de lágrimas que soy, cuando algo me duele. Enamorarme de mis arranques de furia, cuando me enojo. Quiero amarme entera y en libertad. Enamorarme de mi luz, pero también de mi oscuridad. ¿Cómo te enamorarías vos, si fueras el amor de tu vida?

Puede funcionar.

Tenés tanto miedo a que te quieran bien, a que venga alguien que te descongele el corazón. Le tenés miedo a que te muevan el piso que te costó construir, a que llegue alguien, que te desordene la calma y la soledad. Que te confronte con tus ideas auto impuestas sobre el amor. Te da miedo soltar el disfraz de indestructible, del que NO se enamora. Te escondes detras de un cobarde "soy asi",  para no aceptar que alguien te quiere de verdad y sin condicionamientos. Te acostumbraste tanto a que te apaguen la luz,  que ya ni te la crees cuando llega alguien que te invita a brillar. Tenes miedo a dejarte amar. y te entiendo,porque siempre puede fallar. Pero quien te niega, que solo por esta vez, pueda funcionar?

Perdida.

Me encanta pasear por varios lugares. Paseo mucho sola. No soy buena ubicándome ni con gps. Cada tanto me pierdo. Pero siempre encuentro el lugar o cosas mejores. Y si en realidad nunca me pierdo? Y si en realidad siempre llego al lugar correcto? Y si no existen los errores? Y si no hay decisiones equivocadas? Y si no es lo que esperabas, pero es justo lo que necesitabas? Y si eso que no se dio, fue porque hay algo mejor? Si, si… Definitivamente me pierdo. Disculpa.

Humanidad.

Vivo en los extremos, de ellos aprendo. Todavía no encuentro el punto medio. Resbalo y caigo al pozo, ya conozco la salida. Me caen las fichas en el momento justo. Tiempo divino, le digo yo. Creo en Dios y en la magia. Creo en el amor y en el alma. Creo en el destino y en las vidas pasadas. Creo en el karma y el dharma. Confío en el movimiento de mi cuerpo. Tengo fé en lo que siento. Soy tanta luz, como oscuridad. Me hago preguntas, que no sé responder. Busco perfección y encuentro humanidad. Me pregunto cuántos se sentirán igual.

Quisiera.

Quisiera abrazarte y besarte en silencio. Las palabras sobran cuando te tengo conmigo. Quisiera con un abrazo protegerte de todo lo que te quita la calma. Quisiera con caricias, hacerte entender lo valioso que sos. Quisiera que mis besos, borraran de tu corazón, tus viejos amores fallidos. Quisiera entre mis brazos, crearte un refugio contra ansiedades y tristezas. Me encantaría que realmente comprendieras, que el amor es bonito  y que te lo mereces de a montones. Quisiera que al tenerte acurrucado en mi pecho, tus fantasmas se fueran. Quisiera con un beso en tu frente, borrar tus inseguridades. Quisiera alejarte de todos los males. Pero me salgo de la peli de Disney. Te abrazo fuerte, te beso y te digo que acá estoy para escucharte  aunque ahora no quieras hablarme.

La verdad.

Mi verdad es mi perspectiva. Toda verdad depende de los ojos de quién lo vea, de quién lo cuente y de cómo lo cuente. La verdad nos hará libres dicen por ahí Y yo digo que mi verdad es tan válida como la tuya. Y ahí, se ve el estallido de los egos chocando . El de mente cerrada grita su verdad absoluta y no hay palabra que se cuele en oídos de quién solo escucha su propia voz. Quien entiende de libertades vocifera su verdad sin juzgar la ajena. Es que en un mundo tan diverso y complejo, ver el ombligo ajeno también suma, expande y libera. No olvides contar tu verdad, sin pisotear la verdad ajena.

Tu autenticidad.

¿Y tu autenticidad qué? Personas pasadas por la fotocopiadora. Cuánto dolor somos capaces de soportar por un poco de validación externa. ¿Qué máscara te clavas hoy, para encajar en el mundo de las apariencias? Recortas pedazos de vos para meterte en moldes que no te pertenecen. Cuánto miedo a brillar. Cuánto miedo a demostrar que no sos igual. Que incómodo para los otros tu intensidad. Cómo molesta tu libertad. No hables de sexo. Tampoco de espiritualidad. No muestres fragilidad. Recordá que todos miran el show, pero nadie conoce los ensayos. Cualquiera critica sin ni siquiera intentar, somos pocos los que probamos volar. La sociedad acepta y entiende más de cobardía que de sueños. ¿Quién sos vos cuando te sacas el disfraz? ¿Quién sos vos cuando no te comparas? ¿Quién sos vos cuando no intentas impresionar?

Casi nada.

Amores de esos que te destrozan,  que te revuelven la vida, el pelo, la cama, la panza y la calma. Nunca volví a ser la misma. Esas canciones con las que dormíamos sonaban a vos, a nuestros domingos, nuestras pelis, las tardes de lluvia, nuestras siestas, el café y el pan, el faso y el sexo, dormirme con tu ropa, tus perros en la cama, nuestro verano juntos y las noches acostados en el piso mirando el cielo… Pero siempre es temporario, porque sin importar cuanto mi cuerpo se enrede con el tuyo, llevamos un tiempo siendo nada, una nada que me aprieta el corazón, me retuerce el estómago, y se roba mis noches de sueño. Una nada que me ata a vos y me deja vacía porque siempre seremos un casi nada.

Tus alarmas.

  La alarma interrumpe mi sueño. Te tengo abrazado. Apagas la alarma.  Te abrazo mas fuerte, te aprieto entre mis piernas, pego mi pecho contra tu espalda. Paso mi nariz por tu nuca, te huelo, respiro hondo. Te beso el cuello. Me acurruco contra tu espalda, todavía no abro los ojos. Vuelan los minutos. Segunda alarma. Me quejo con un sonido. Vos y tu manía de poner tres alarmas. La apagas. Te das vuelta, y pego mi cabeza en tu pecho, me abrazas. El mundo se detiene. Me hago chiquita entre tus brazos. Mis ojos todavía están cerrados. No hay pensamientos rondando, solo silencio. Mi mente se apaga, vuelvo a dormirme. Tercer alarma, 5:45 am te dejo ir. Y el mundo vuelve a girar.

Mi religión.

Vos y yo idénticos en locura. Dicen que los opuestos se atraen, pero qué hay de los que se conocen en el mismo infierno, quienes comparten el mismo manicomio. Mismos placeres. Mismos excesos. Nuestros mismos traumas nos hacen perfectos. La habitación en llamas. Los dos piromaniacos. Verte arder. Encenderme también. Tu cuerpo y mi cuerpo rompecabezas que encaja perfecto. Tus vicios, tus delirios, el arte que maneja tu boca y todo lo que tu mente me provoca. Tus demonios juegan con los míos. Con vos en mi cama bajo al mismísimo infierno, te rezo en lenguas que solo vos y yo entendemos. Tengo orgasmos en mis retinas del placer que me produce verte.  Vos, mi cama y yo la única ceremonia a la que quiero asistir. Creemos nuestra propia religión, dejame acabar mis domingos comulgando entre tus piernas y terminemos al fin encharcando las sabanas de pura agua bendita.

No daba tanto miedo.

  Y una noche pasó… de repente recordé tu risa, el sonido de tu voz al pronunciar mi nombre, recorde tu piel, tu olor.  Vino a mi cada mirada tuya  que me hacía entender que el cielo existe y se apaga en un parpadeo. Pero hoy, justo esta noche, todo se volvió olvido y ese miedo recurrente llegó, se hizo espacio entre mis memorias  y lleno de vacío todos los recuerdos con los que nos mantuve unidos -o eso intentaba hacer- Una noche, esta noche, te olvide. Y sabes qué? El olvido no daba tanto miedo.

Nuestra nada.

Gaste cuadernos escribiendo de vos, porque harte a todo el mundo de tanto nombrarte. Te deje mil veces en mi cabeza. Repase esa tarde, detalle por detalle. No había más vuelta que darle, me dolias. Me dolía la nada que nos unía y mi corazón se confundía porque solo jugabas a quererme. Me cree historias, para llenar las respuestas a las preguntas que nunca contestabas. Me regalabas dudas.  No me querías pero no me soltabas. No te ibas pero tampoco te quedabas. Éramos nada, un nada que me encantaba.

Flotar.

No quiero pensar, dejar de meter cabeza a todo, no quiero avanzar, pero tampoco parar. No encuentro salida al pozo, pero vuelvo a trepar, quiero salir, pero vuelvo a fallar, el barro en mis piernas, quiero gritar, no escucho sonidos, solo mi respirar, quiero salir, pero pedir ayuda nunca es una opción, porque la niña que soy no puede mostrar fragilidad, porque la mujeres somos fuertes y no pueden parar.  Intento saltar pero de nada sirve si los pies del suelo no puedo despegar, pienso y sobre pienso, me hundo más, el barro hasta el ombligo, no puedo escapar, me ahogo, las lágrimas encharcan el pozo, la lluvia cubriendo todo, solo queda flotar.

Mi rareza.

  Me ahoga el mundo y sus expectativas. Mis expectativas. Me como la idea de como “debería” de ser alguien de mi edad, de como “debería” solo hacer lo que me enseñaron. Me tiene que gustar juntarme con gente y contar mis problemas. Me tengo que quejar del trabajo que tengo. Tengo que hablar de problemas económicos Tengo que maldecir a cualquier gobierno y repetir “todos son iguales”. Tengo que conformarme con relaciones fallidas. Debería tener ansiedad, estrés y mínimamente dolor de espalda. Porque sino soy la “RARA”. La que sabe amarse a sí misma, la que se siente completa, la que disfruta de los domingos paseando sola. Soy la “RARA” que piensa distinto y no tiene miedo a decirlo. Soy la “RARA”  que disfruta su trabajo aunque sueña con otro mejor. Soy la “RARA” que aprendió a dejar ir lo que no suma y a ser quien quiero ser.