Penas compartidas.
Veo en tu ojos tu vacío, tu perdida, tu dolor, la impotencia me invade al saber que no puedo hacer más que secar tus lágrimas y abrazarte. No puedo solucionar tus problemas, pero te ofrezco ser tu lugar sin juicios, brindarte un hombro, hacer silencio, ser esos oídos para desahogarte, te ofrezco mi escucha y alguna payasada para robarte una sonrisa. Te ofrezco abrazos sinceros, ser tu sostén de mocos, ser quien grite los temas más dolidos con vos, ser quien llore y ría a tu lado, brindarte mi mano, abrazarte muy fuerte, apretarte tanto que exprima tus penas, que salga de tu cuerpo en forma de llanto, puteadas y puro cajeteo. No puedo salvarte del dolor pero podemos juntarnos y compartir un rato, porque las penas se ven más pequeñitas cuando las hablamos.